Editorial

A nuestros Laureati

Leda Losi

Representante Legal

Pasaron los 25 años. Pasaron los festejos, los eventos especiales, las fotos de años anteriores, los recuerdos de todo lo vivido. Fueron momentos maravillosos, de regocijo por todos estos años de trabajo, de emocionantes reconocimientos por parte de los egresados, de abrazos afectuosos entre todos los que trabajamos en la escuela, de agradecimiento a los fundadores y a todas aquellas familias que apoyaron y sostuvieron nuestro crecimiento.

Pero la historia de la escuela sigue escribiéndose, como la de cada uno de los estudiantes que están actualmente en las aulas. En realidad, si lo pensamos detenidamente, resulta a la inversa. En el colaborar en que cada uno de nuestros niños pueda escribir la historia que desee para sí mismo, Michelangelo hace lo propio.

Este colegio se desarrolla cuando propicia la autonomía, el pensamiento crítico y la inteligencia emocional en sus estudiantes. Se desafía cuando motiva a sus alumnos a que sean capaces de potenciar sus habilidades y construir nuevas. Se consolida cuando ve a sus egresados convertirse en ciudadanos del mundo, responsables y productivos en su contexto, que proyectan a diario aquello que los hace felices .

Por esto Il Giornalino de este año va dedicado a cada uno de los Laureati y a los que vendrán. Porque son ellos nuestra razón de ser y de crecer.

La revista de este año refleja nuestro intento de aprender como escuela, de capacitarnos, de esforzarnos en dar lo mejor. Es un reflejo de nuestro deseo de incomodarnos, de salir de nuestra zona de confort, de desafiarnos. Es una invitación a no quedarnos en la felicidad del festejo sino a apoyarnos en ella para impulsar nuevas metas, nuevos objetivos. Tomando un concepto de Claudia Romero, es nuestro deseo de intentar propiciar en nuestros espacios algo mejor de lo que sucede fuera de ellos para que lo que aquí se genere, sea capaz de transformar.

Por nuestros alumnos, porque nos invitan a que hagamos nuestro mejor intento, porque se merecen nuestra excelencia y no nuestra comodidad (Bazarra- Casanova:2014). Y también porque, en ese esfuerzo, cada uno de los que trabajamos en esta escuela nos constituyamos en profesionales felices y movilizados, con deseos de superación, útiles y colaboradores con nuestro contexto, capaces de aprender de nuestros errores y transformar “un limón en limonada”.

De construir, entre todos, esa escuela inteligente que queremos ser.

Dedicado a ellos porque nos desafiaron a ser mejores.